viernes, 4 de mayo de 2012

Ensayo "La cocina de la escritura" de Daniel Cassany.




¿Qué significa ser un cocinero de la escritura? Es quizá uno de los primeros cuestionamientos que se formulé el lector al iniciar la lectura de la obra del filólogo Catalán, principalmente por la compleja relación que establece entre la labor de la escritura con la de la cocina. Verse inmerso en el mundo de Cassany, significa completamente convertirnos en aprendices del arte desarrollado en la cocina creadora de textos. 
La instrucción del jefe de cocina a sus aprendices, inicia en el momento en que coloca sobre la mesa una gran cantidad de recetas, notas y consejos; resultantes de la basta experiencia del mentor. Finalmente, depende de cada aprendiz comprenderlos, aprenderlos y aplicarlos. Le es mostrado al lector, la importancia de la claridad, legibilidad, el estilo llano y el correcto uso del lenguaje; debido a que con tales elementos será posible que lo establecido en un documento, que en cierto aspecto será coloquial, cualquier individuo sea capaz de leer, comprender y memorizar información.

Lo necesario para ser cocinero o cocinera de la escritura.

De una forma indirecta y discreta, se nos plantean las aptitudes, actitudes y sobre todo las capacidades con que debe contar un estudiante de la creación culinaria de la escritura para convertirse en un cocinero. Los elementos constitutivos de un experto en la cocina,  comprenden en que éste, analice cuidadosamente el platillo a elaborar, debe tener presentes tanto los ingredientes necesarios como aquellos que tiene a su alcance, pues en dado caso que se note que alguno de los elementos del platillo es escaso o no se cuenta con él, se debe conseguir dicho ingrediente o suplir con algún otro, pues ello dotará de un sabor diferente al platillo resultante.

Crear nuestra receta o innovar.

Debe tenerse en cuenta que con el tiempo, tanto las técnicas empleadas para la creación de recetas (escritos) como el gusto del comensal o lector, se ven influenciadas y cambian. Lo que causa que el experto cocinero o cocinera (escritor o escritora), adecue sus recetas a las nuevas exigencias, anexándole nuevos ingredientes que aseguran que los platillos sean una revelación, pero haciendo que no pierda el sabor que originalmente tiene aunque si mejorándolos. Es en esta parte donde el jefe de cocina, hace una pausa para destacar un aspecto importante, el cual marca la diferencia entre un simple cocinero y un cocinero excepcional, debido a que un cocinero que tenga gusto por realizar su trabajo lo desempeñará excepcionalmente en comparación con un cocinero que únicamente efectúa la labor por obligación y no con la finalidad de aportar al comensal un platillo en todo aspecto delicioso.

Es posterior a la enseñanza de los principios de iniciación en la maestría de la cocina, que Cassany nos dirige hacia un terreno en el que todo aquél cocinero interesado en convertirse en cocinero experto, esta obligado a entrar. Crear o innovar una receta esta reservado para los verdaderos cocineros; no es una tarea sencilla, de entre lo necesario con que debe contar el experto de la cocina, es encontrar un incentivo con fundamentos suficientes para iniciar la labor de la receta, posteriormente contrastar diferentes recetas, con la idea de utilizar en la nueva todos los ingredientes que no han sido considerados, luego de ello, encontrar una sincronía entre los elementos principales, tratando de unirles y entrelazando sus sabores.

Otra de las maneras en que nuestro mentor indica que debemos realizar nuestra receta, es por medio de una gran cantidad de ingredientes que se nos ocurran, no importa la cantidad, la incompatibilidad entre ellos, lo que interesa es que no dejemos de apuntar ingredientes aunque se encuentren dispersos y enredados; su orden y coherencia no importan, al ser este un antecedente de nuestra receta, cada cocinero le encontrará un orden a los elementos constitutivos del platillo y complementará donde considere que hace falta algún ingrediente.

Estructurar correctamente nuestra receta.    

            No podemos considerar nuestros borradores donde apuntemos nuestros ingredientes y la manera en que se relacionarán,  como nuestra receta final. Las ideas (ingredientes) que planteamos en el borrador, carecen de la lógica necesaria para la comunicación escrita; tiene repeticiones, mezclas, ideas inacabadas, palabras sueltas, lagunas. Es necesario que el aspirante a cocinero maestro, seleccione ideas pertinentes, las ordene y elabore así la estructura que requiere el escrito (receta); las ideas de cualquier cocinero, surgen de la mente, sin el orden ni la lógica que requiere la comunicación escrita. 

La organización de los ingredientes es importante y necesaria, si nuestra idea es que algún aprendiz de la cocina siga la estructura que hemos marcado, lo que debemos hacer es que por larga o corta que sea nuestra receta,  necesariamente debemos darle un orden jerárquico. La organización representa un beneficio doble; al autor le permite ubicar a cada idea en el lugar que corresponde, evitar repeticiones o buscar el orden lógico, en cuanto al estudiante de la escritura, le permite obtener una visión del conjunto de la receta y permite que recuerden mejor los ingredientes en contraposición de las que se encuentran en desorden.

Lo que se está obligado al crear la receta, es cuidar el tamaño de nuestras instrucciones; como inexpertos en la creación de recetas, constantemente incurrimos en el error de aclarar aspectos que consideramos que deben ser complementados; una manera de hacerlo es mediante incisos, los cuales enriquecen la idea básica de la frase, pero si no mantenemos un control, es posible que se alargue la instrucción de la receta exageradamente, causando que la frase principal sea difusa y al cocinero inexperto se le dificulte entender.

Usar y no usar en mi receta.

            Uno de los tantos problemas a que nos enfrentamos en el momento de crear nuestra receta son las faltas de redacción, que atentan contra el significado de lo que originalmente establecimos en las instrucciones de nuestra receta. Se debe evitar dentro de lo posible, utilizar palabras que puedan nublar la correcta comprensión, tales como; las que designan barbarismo léxicos, las que quebrantan la concordancia del género, pleonasmos, la ambigüedad, tics personales y la cacofonía. Dichos elementos, lo único que causan es una duda en el entendimiento pleno del enunciado,  por lo que pueden saltarse las reglas establecidas en la receta y el resultado es un platillo diferente.

Aprendiz y Experto.

            Es de suma importancia que posterior de concluir el proceso de creación de nuestra receta, analicemos que todos los ingredientes incluidos guarden una armonía e igualmente sincronía correcta, para después realizar el platillo final y probarlo, pues así nos daremos cuenta si lo que ofreceremos a los comensales es suculento o debemos regresar a la labor en la cocina. El maestro cocinero enfatiza en este momento una distinción entre los dos tipos de cocineros;  si el aprendiz descubre que el platillo no es de su agrado, únicamente trata de hacerle arreglos a las averías (errores, incorrecciones, defectos) y lo ofrece a los comensales, lo cual lo hace blanco de críticas negativas y desapruebo de los comensales, pues a lo que se enfoca el aprendiz ante el reclamo de una mosca en el platillo, es a quitarla y servirlo nuevamente. En lo que respecta al experto, si en su análisis, el platillo presenta deficiencias, regresa a la labor en la cocina, no solo corrige las averías sino que también corrige los errores de fondo, pues el platillo no solo lo presenta como plato fuerte, lo complementa, decora, lo mejora en cuanto a contenido y sabor; para finalmente tener una combinación de guarnición, entrada, plato principal y postre.

Error en el nombre.
El nombre que Daniel Cassany otorgó a su obra no debería tenerlo, pues tal, de inicio limita y establece al lector que únicamente lo que aprenderá en el escrito, es el correcto manejo de los ingredientes o elementos necesarios, convirtiéndonos en expertos escritores, o cocineros en el contexto utilizado por Cassany. El trabajo realizado por el autor, no solo induce a que el lector se convierta en un simple cocinero experto; aporta los conocimientos básicos y los refuerza, de tal manera que el aprendiz del arte de la escritura, no únicamente efectuará la labor de creación y mejoramiento e innovación de sus recetas; lo que hará el cocinero experto de la escritura será obras de arte, convirtiendo así al cocinero en un chef.

Cualquiera puede convertirse en cocinero, pero no todo cocinero puede convertirse en chef.

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