¿Qué significa ser un cocinero de la escritura? Es quizá uno de los primeros
cuestionamientos que se formulé el lector al iniciar la lectura de la obra del
filólogo Catalán, principalmente por la compleja relación que establece entre
la labor de la escritura con la de la cocina. Verse inmerso en el mundo de
Cassany, significa completamente convertirnos en aprendices del arte
desarrollado en la cocina creadora de textos.
La instrucción del jefe de cocina a sus aprendices, inicia en el momento
en que coloca sobre la mesa una gran cantidad de recetas, notas y consejos;
resultantes de la basta experiencia del mentor. Finalmente, depende de cada
aprendiz comprenderlos, aprenderlos y aplicarlos. Le es mostrado al lector, la
importancia de la claridad, legibilidad, el estilo llano y el correcto uso del
lenguaje; debido a que con tales elementos será posible que lo establecido en
un documento, que en cierto aspecto será coloquial, cualquier individuo sea
capaz de leer, comprender y memorizar información.
Lo necesario
para ser cocinero o cocinera de la escritura.
De una forma indirecta y discreta, se nos plantean las aptitudes,
actitudes y sobre todo las capacidades con que debe contar un estudiante de la
creación culinaria de la escritura para convertirse en un cocinero. Los
elementos constitutivos de un experto en la cocina, comprenden en que éste, analice
cuidadosamente el platillo a elaborar, debe tener presentes tanto los
ingredientes necesarios como aquellos que tiene a su alcance, pues en dado caso
que se note que alguno de los elementos del platillo es escaso o no se cuenta
con él, se debe conseguir dicho ingrediente o suplir con algún otro, pues ello
dotará de un sabor diferente al platillo resultante.
Crear nuestra
receta o innovar.
Debe tenerse en cuenta que con el tiempo, tanto las técnicas empleadas
para la creación de recetas (escritos) como el gusto del comensal o lector, se
ven influenciadas y cambian. Lo que causa que el experto cocinero o cocinera
(escritor o escritora), adecue sus recetas a las nuevas exigencias, anexándole
nuevos ingredientes que aseguran que los platillos sean una revelación, pero
haciendo que no pierda el sabor que originalmente tiene aunque si mejorándolos.
Es en esta parte donde el jefe de cocina, hace una pausa para destacar un
aspecto importante, el cual marca la diferencia entre un simple cocinero y un
cocinero excepcional, debido a que un cocinero que tenga gusto por realizar su
trabajo lo desempeñará excepcionalmente en comparación con un cocinero que
únicamente efectúa la labor por obligación y no con la finalidad de aportar al
comensal un platillo en todo aspecto delicioso.
Es posterior a la enseñanza de los principios de iniciación en la
maestría de la cocina, que Cassany nos dirige hacia un terreno en el que todo
aquél cocinero interesado en convertirse en cocinero experto, esta obligado a
entrar. Crear o innovar una receta esta reservado para los verdaderos
cocineros; no es una tarea sencilla, de entre lo necesario con que debe contar
el experto de la cocina, es encontrar un incentivo con fundamentos suficientes
para iniciar la labor de la receta, posteriormente contrastar diferentes
recetas, con la idea de utilizar en la nueva todos los ingredientes que no han
sido considerados, luego de ello, encontrar una sincronía entre los elementos
principales, tratando de unirles y entrelazando sus sabores.
Otra de las maneras en que nuestro mentor indica que debemos realizar
nuestra receta, es por medio de una gran cantidad de ingredientes que se nos
ocurran, no importa la cantidad, la incompatibilidad entre ellos, lo que
interesa es que no dejemos de apuntar ingredientes aunque se encuentren
dispersos y enredados; su orden y coherencia no importan, al ser este un antecedente
de nuestra receta, cada cocinero le encontrará un orden a los elementos
constitutivos del platillo y complementará donde considere que hace falta algún
ingrediente.
Estructurar
correctamente nuestra receta.
No podemos considerar nuestros
borradores donde apuntemos nuestros ingredientes y la manera en que se
relacionarán, como nuestra receta final.
Las ideas (ingredientes) que planteamos en el borrador, carecen de la lógica
necesaria para la comunicación escrita; tiene repeticiones, mezclas, ideas
inacabadas, palabras sueltas, lagunas. Es necesario que el aspirante a cocinero
maestro, seleccione ideas pertinentes, las ordene y elabore así la estructura
que requiere el escrito (receta); las ideas de cualquier cocinero, surgen de la
mente, sin el orden ni la lógica que requiere la comunicación escrita.
La organización de los ingredientes es importante y necesaria, si
nuestra idea es que algún aprendiz de la cocina siga la estructura que hemos
marcado, lo que debemos hacer es que por larga o corta que sea nuestra receta, necesariamente debemos darle un orden
jerárquico. La organización representa un beneficio doble; al autor le permite
ubicar a cada idea en el lugar que corresponde, evitar repeticiones o buscar el
orden lógico, en cuanto al estudiante de la escritura, le permite obtener una
visión del conjunto de la receta y permite que recuerden mejor los ingredientes
en contraposición de las que se encuentran en desorden.
Lo que se está obligado al crear la receta, es cuidar el tamaño de
nuestras instrucciones; como inexpertos en la creación de recetas,
constantemente incurrimos en el error de aclarar aspectos que consideramos que
deben ser complementados; una manera de hacerlo es mediante incisos, los cuales
enriquecen la idea básica de la frase, pero si no mantenemos un control, es
posible que se alargue la instrucción de la receta exageradamente, causando que
la frase principal sea difusa y al cocinero inexperto se le dificulte entender.
Usar y no
usar en mi receta.
Uno de los tantos problemas a que
nos enfrentamos en el momento de crear nuestra receta son las faltas de
redacción, que atentan contra el significado de lo que originalmente establecimos
en las instrucciones de nuestra receta. Se debe evitar dentro de lo posible,
utilizar palabras que puedan nublar la correcta comprensión, tales como; las
que designan barbarismo léxicos, las que quebrantan la concordancia del género,
pleonasmos, la ambigüedad, tics personales y la cacofonía. Dichos elementos, lo
único que causan es una duda en el entendimiento pleno del enunciado, por lo que pueden saltarse las reglas
establecidas en la receta y el resultado es un platillo diferente.
Aprendiz y
Experto.
Es de suma importancia que posterior
de concluir el proceso de creación de nuestra receta, analicemos que todos los
ingredientes incluidos guarden una armonía e igualmente sincronía correcta,
para después realizar el platillo final y probarlo, pues así nos daremos cuenta
si lo que ofreceremos a los comensales es suculento o debemos regresar a la labor
en la cocina. El maestro cocinero enfatiza en este momento una distinción entre
los dos tipos de cocineros; si el aprendiz
descubre que el platillo no es de su agrado, únicamente trata de hacerle
arreglos a las averías (errores, incorrecciones, defectos) y lo ofrece a los comensales,
lo cual lo hace blanco de críticas negativas y desapruebo de los comensales,
pues a lo que se enfoca el aprendiz ante el reclamo de una mosca en el
platillo, es a quitarla y servirlo nuevamente. En lo que respecta al experto,
si en su análisis, el platillo presenta deficiencias, regresa a la labor en la
cocina, no solo corrige las averías sino que también corrige los errores de
fondo, pues el platillo no solo lo presenta como plato fuerte, lo complementa,
decora, lo mejora en cuanto a contenido y sabor; para finalmente tener una combinación
de guarnición, entrada, plato principal y postre.
Error en el
nombre.
El nombre que Daniel Cassany otorgó a su obra no debería tenerlo, pues
tal, de inicio limita y establece al lector que únicamente lo que aprenderá en
el escrito, es el correcto manejo de los ingredientes o elementos necesarios,
convirtiéndonos en expertos escritores, o cocineros en el contexto utilizado
por Cassany. El trabajo realizado por el autor, no solo induce a que el lector
se convierta en un simple cocinero experto; aporta los conocimientos básicos y
los refuerza, de tal manera que el aprendiz del arte de la escritura, no
únicamente efectuará la labor de creación y mejoramiento e innovación de sus
recetas; lo que hará el cocinero experto de la escritura será obras de arte,
convirtiendo así al cocinero en un chef.
Cualquiera puede convertirse en cocinero, pero no todo cocinero puede
convertirse en chef.
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