Las
clasificaciones de las ciencias sociales no están claras, aunque siempre se
pueden hacer ajustes que mejoren las irracionalidades. La realidad del mundo
del conocimiento en comparación con las décadas anteriores, es la limitación de
recursos, impuesta por las crisis fiscales. Igualmente los científicos sociales
se enfrentan a las presiones generadas por sus dilemas intelectuales,
intentando expandir el número y la variedad de las estructuras pedagógicas y de
investigación.
Las
presiones están destinadas contraponerse; por lo que se puede ya sea esperar
que los científicos sociales activos fijen su atención en las estructuras
actuales y intenten concordar sus percepciones intelectuales basadas en una
división del trabajo útil. Aunque si los científicos sociales no lo hacen,
indudablemente los administradores de las instituciones de conocimiento lo
harán. Nadie se encuentra en condiciones de decretar una reorganización
general; aunque la alternativa a una reorganización, no es seguir avanzando
ciegamente y como se pueda, manteniendo la esperanza en que en algún momento
las condiciones mejorarán, arreglándose solas.
Las
clasificaciones de las ciencias sociales varían; aunado a que en la actualidad
el grado de cohesión y flexibilidad internas de las disciplinas varía de una a
otra y, dentro de la misma. La presión por el cambio varía de acuerdo con las
perspectivas teóricas de distintos científicos sociales y acorde con el grado
en que grupos particulares de científicos sociales participan; las situaciones
políticas nacionales y las situaciones políticas universitarias afectan sus
intereses, por lo tanto el grado en que favorecen o se oponen a las
reorganizaciones administrativas.
Las
fundaciones conceden fondos a grupos de
estudiosos imaginativos, pero son los departamentos los que resuelven sobre las
promociones y los planes de estudio. No existen los monopolios de la sabiduría
ni zonas de conocimiento reservadas a las personas con determinado título
universitario. De forma cierta, han surgido agrupamientos de científicos
sociales en torno a intereses o áreas. En Estados Unidos, esta la mayor
densidad de estructuras universitarias en el mundo y la presión política
interna es fuerte, tanto a favor como en contra de la reestructuración de las
ciencias sociales. En los países poscomunistas, se enfrenta una situación en la
que las estructuras viejas han sido desmanteladas y algunas categorías
universitarias abandonadas; las presiones financieras son altas, al grado de que
estudiosos han abandonado las estructuras universitarias para continuar su labor. La Comunidad Europea
es un ejemplo de fortalecimiento de los vínculos entre sus diversas
universidades por medio de programas y proyectos que ofrecen respuesta a la
problemática de universalismo y particularismo.
La aparición de instituciones de investigación
independientes en África y América Latina, han creado un camino alternativo
para emprender investigaciones. Estas instituciones buscan unir la experiencia
de las ciencias sociales y de las naturales, no importando mostrar poco respeto
por los límites disciplinarios. Estas condiciones se están presentando
actualmente en países poscomunistas y en países occidentales. En algunas partes
del mundo los antiguos paradigmas y las instituciones establecidas para
salvaguardarlos, alimentarlos y protegerlos; nunca funcionaron realmente o se
han desplomado. Esas regiones son espacios relativamente más abiertos donde
están surgiendo innovaciones intelectuales e institucionales.
Nos encontramos en un momento en el que la tarea
más urgente es que haya una discusión completa de los problemas subyacentes.
Debe alentarse en esta discusión la función principal, que es la de elaborar
los problemas interconectados que se han planteado, pero manteniendo la
claridad, que esta sea en forma abierta, inteligente y urgente.
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